miércoles, junio 22, 2011

Please, Luis, go the fuck to sleep.


El escurridizo vaho que escapa de mi boca
forma graciosas figuras que me hacen divertir.
El frío que me aflige y este cerebro idiota,
así como otros dias hoy no me dejarán dormir.

Por las gruesas sombras que encierran mi pieza
a través de una ventana alcanzo a distinguir
la luz del alumbrado que perfora mi cabeza
y que, ¡por la puta, hoy no me dejará domir!

Las suaves melodias que desprende una guitarra
flotan por las escaleras para dejarse oir.
¡Para Toño!, tocas como la mierda,
¡suelta esa huevada y déjame dormir!

Las lánguidas ondas que surcan la tierra
del cuasi-temblor que no quiso ocurrir.
Me mueven la casa, la cama, las cosas, y claro,
las muy hijueputas no dejan dormir.

Extiendo hacia el suelo, mis dedos curiosos
y en la alfombra asquerosa consigo descubrir
entre pelusas de gato, la laptop, ¡mi dios!
un carajo que hoy voy a dormir.

La aventura comienza por twitters,
en diarios, por blogs o por faces,
por foros, en chanes, en tubes
en DevArts, en tumblrs y hasta en gore threads.


Mientras me rio de gatos que ladran y perros que hablan
mi concepto de tiempo se principia a convertir.
Mis manos ociosas ya entraron a blogger,
¡Carajo, a la mierda!, ¿quién quiere dormir?

[...]

Unas cuatro horas pasaron,
me gustaría decir que las pude sentir.
Gatita de mierda, sácame las uñas,
ya ponte cómoda, y vamo`a dormir.


En Gringoland un joven padre de 34 años publicó hace unos dias un libro infantil ilustrado, en el cual, con una cruda forma de expresarse, manifiesta su frustración a la hora de hacer dormir a su hija, y en donde además exorcisa uno de los fantasmas de la relación padres-hijos. No quiero salir con spoilers, pues es una historia corta y vale la pena leerla (o escucharla en su versión de audio con la colaboración del actor Samuel Jackson) así que aquí dejo el link.
Por cierto, eso que escribí arriba tiene algo que ver con la frustración evidente del cuento de Mansbach, sólo que con chivo expiatorio aleatorio.

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